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Más de 700 personas acudieron al I Congreso de Industria Conectada 4.0, un punto de encuentro abierto e integrador para conocer, compartir y contrastar experiencias y tendencias de referencia para que las empresas de nuestro país se sitúen en la vanguardia de esta nueva revolución industrial.  La cita organizada por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, contó con el apoyo de cinco marcas impulsoras: Accenture, Banco Santader, Indra, Siemens y Telefónica. Además, la AEC era colaborador estratégico del Congreso.

La digitalización supone, sin género de duda, una gran oportunidad para la industria europea y la española. Ofrece la posibilidad de incrementar la productividad y la competitividad de nuestras empresas, generando mayores tasas de crecimiento y de creación de empleo en nuestra economía. La principal diferencia de esta cuarta revolución industrial frente a revoluciones anteriores radica en que las anteriores revoluciones introducían mayores o menores mejoras en los procesos productivos a lo largo de la cadena de valor.

La cuarta revolución industrial es un concepto que ha pasado a formar parte de nuestro vocabulario diario, en especial para aquellos que vivimos en el mundo de la tecnología y tratamos de mirar hacia adelante. ¿Por qué la cuarta? La primera revolución industrial eliminó las barreras de la energía con el motor de vapor. La segunda disparó la productividad con la aparición de las cadenas de producción en masa. La tercera mejoró la sostenibilidad y la calidad.

El sector industrial está sometido a una gran presión. La personalización de la producción en serie, procesos cada vez más rápidos, plazos de entrega más cortos, productos más complejos y más flexibilidad para adaptar la fabricación a una demanda variable.  Las necesidades del mercado van in crescendo a medida que avanzamos hacia la industria 4.0 y es que, lo que hace apenas cinco años era prácticamente impensable, hoy es posible. Ya podemos desde comprar un coche a golpe de ratón y elegir entre 11.000 opciones distintas sin tener que acudir a un concesionario hasta simular todo un proceso de producción en

Vivimos tiempos de cambio, tiempos en los que se está produciendo una confluencia de nuevas tecnologías a cual más disruptiva, que individualmente aportan significativas oportunidades y que, combinadas y sincronizadas en las organizaciones, abren nuevas vías de relación con el cliente e innovación en nuevos modelos de negocio. Podríamos decir, sin riesgo a equivocarnos, que estamos ante una gigantesca ola digital que tenemos que surfear. En esta nueva era, el gran reto de las organizaciones está siendo entender el nuevo contexto y aprovechar la gran oportunidad que se les está presentando para evolucionar sus formas de trabajar, desarrollar las capacidades de

El entorno de digitalización y de cambios disruptivos actual presenta dos grandes implicaciones para las empresas industriales: por un lado, éstas se están viendo forzadas a evolucionar sus modelos de negocio para adaptarse a la nueva realidad; por otro, están influyendo de manera directa en el consumo industrial, haciendo que los clientes industriales exijan los mismos niveles de facilidad, transparencia y servicio que disfrutan como consumidores. A pesar de ello, según un estudio de Accenture, tan sólo el 27% de ejecutivos industriales reconoce haber desarrollado planes para la digitalización y únicamente el 7% cuenta con una estrategia global de compañía

El apoyo de Banco Santander al Primer Congreso de Industria Conectada muestra nuestro compromiso con la innovación y la apuesta por la digitalización de la economía española. En Santander queremos ayudar a promover que las empresas españolas sean actores importantes del proceso de digitalización global. Los bancos podemos jugar un rol importante, no sólo como motor de financiación, sino como dinamizador de relaciones entre las distintas industrias.

Nos encontramos ante un mundo en constante cambio. Especialmente en el ámbito de la fabricación y distribución. Hoy disponemos de oportunidades inimaginables hace muy poco. Se estima, por ejemplo, que la fabricación aditiva representará el 5% de la capacidad de fabricación del planeta antes de 2020, lo que hará de la impresión 3D una industria de 640.000 millones de dólares. También somos testigos de los enormes progresos en computación cuántica para desarrollar ordenadores extremadamente rápidos, lo que permitirá realizar cálculos, simulaciones o análisis que ahora no son viables. El caso del gemelo digital –que reproduce virtualmente no sólo el diseño