La implantología, colocación de implantes, es una de las áreas de la salud dental que más ha evolucionado en las últimas décadas. Gracias, cómo no, a la aplicación de los últimos avances tecnológicos en materia de salud. Hoy, se pueden hacer restauraciones dentales sorprendentes.
Distintos vicios mal adquiridos en nuestra vida diaria terminan pasando factura al estado de nuestra dentadura. O se nos caen los dientes o se encuentran en mal estado. Una insuficiente higiene dental, alargada en el tiempo, influye en ello, pero no es el único factor. La alimentación tiene mucho que ver en el estado de nuestros dientes. Una alimentación pobre en calcio y en vitaminas, y con abundancia de azúcares, hará que nuestros dientes se vayan desgastando. El tabaquismo y el abuso del alcohol o del café tienen efectos devastadores en nuestra dentadura. Y algunas enfermedades como la diabetes también pueden afectar al estado de la boca.
Una dentadura estropeada, en la que faltan piezas dentales, y otros dientes se encuentran bastante débiles, tiene efectos sobre la funcionalidad de nuestra boca, sobre nuestra apariencia física y sobre nuestra autoestima.
A medida que la dentadura esté cada vez peor, nos costará más comer ciertos alimentos. Evitaremos sonreír, ya que nos vemos feos cada vez que abrimos la boca. Y esta situación, por supuesto, mina la confianza que tenemos en nosotros mismos.
Por los avances que se han dado en implantología, hasta los casos más extremos se pueden revertir. Es el caso de un señor de 50 años de Madrid, del que no vamos a dar el nombre porque así nos lo ha pedido para respetar su intimidad, que después de estar fumando desde los 16 años y alimentándose mal y rápido, dice que por las exigencias de su trabajo, perdió los dientes frontales de la arcada superior y el resto de su dentadura estaba en un estado pésimo. Con recesión de las encías y la base de los dientes ennegrecida.
Nos cuenta que restauró su dentadura solo con cuatro implantes dentales que le colocaron en Grupo Dental C K, una clínica de Alcorcón que utiliza tecnología de vanguardia en la restauración de los dientes y colocación de implantes.
Esto es solo un ejemplo de todo lo que se puede hacer hoy en día en este campo. No quiero detenerme a comentarte más ejemplos. Prefiero compartir contigo algunos de los avances tecnológicos que se han dado en la colocación de implantes, para que veas, de esta manera, cómo está evolucionando esta rama de la salud dental.
Nuevos materiales como el zirconio.
En los últimos años, se ha dado un paso significativo en la introducción de los implantes de zirconio, una alternativa a los tradicionales implantes de titanio. Este avance representa un paso importante hacia tratamientos más estéticos, biocompatibles y seguros.
El titanio ha sido durante décadas el material más utilizado para los implantes dentales, debido a su alta resistencia y a su excelente capacidad de integración con el hueso alveolar, un proceso conocido como osteointegración. Gracias a esta unión natural, el implante y el hueso se convierten en una sola estructura, capaz de soportar las exigencias de la masticación. Sin embargo, el titanio presenta ciertos inconvenientes. Su superficie puede favorecer la acumulación de placa bacteriana, lo que en algunos casos incrementa el riesgo de infecciones como la periimplantitis. Además, aunque es poco frecuente, existen personas con alergias a este metal, que pueden sufrir inflamación, dolor o incluso rechazo al implante.
También hay que señalar que, en situaciones concretas, especialmente en piezas dentales frontales, el titanio puede llegar a transparentarse a través de la encía, afectando al resultado estético.
El zirconio, por su parte, es un material cerámico ampliamente utilizado en odontología para la elaboración de coronas y prótesis dentales debido a su resistencia, durabilidad y acabado estético natural. Una de sus grandes ventajas es que no provoca alergias, lo que lo convierte en una opción segura para pacientes con hipersensibilidad. Además, su superficie lisa dificulta la adhesión de la placa bacteriana, reduciendo así, de esta forma, el riesgo a sufrir infecciones alrededor del implante.
En cuanto a la estética, el zirconio ofrece un acabado similar al color natural del diente, lo que lo hace especialmente recomendable para implantes en zonas visibles, como la parte frontal de la boca. Esto permite que se integre de forma casi imperceptible con el resto de la dentadura, evitando el problema de transparencia que puede darse con el titanio.
Su aplicación no ha sido sencilla, ya que durante años el reto fue lograr una osteointegración tan efectiva como la del titanio. Hoy en día, gracias a técnicas de diseño mejoradas, se ha conseguido que los implantes de zirconio alcancen altos niveles de fijación y estabilidad, ofreciendo así una solución duradera y visualmente atractiva para el paciente.
Fabricación y diseño de implantes con tecnología CAD/CAM.
La tecnología CAD-CAM, originalmente desarrollada para el sector industrial, ha encontrado en la odontología un campo de aplicación importante. Se trata de un sistema que combina el “Diseño Asistido por Ordenador” (CAD, por sus siglas en inglés) con la “Fabricación Asistida por Ordenador” (CAM), y que permite llevar a cabo trabajos con un altísimo nivel de precisión.
En sus inicios, esta herramienta se aplicaba en la creación de piezas complejas para motores y engranajes en la industria aeronáutica, donde la exactitud milimétrica era clave. Gracias al diseño digital, era posible realizar pruebas y simulaciones antes de fabricar físicamente el componente, reduciendo casi por completo los errores y optimizando tiempos y costes de fabricación. Su éxito en el mundo industrial allanó el camino para que diera el salto a la medicina.
En el ámbito sanitario, el CAD-CAM comenzó a utilizarse en la fabricación de prótesis de cadera y rodilla. Posteriormente, con los avances en diagnóstico por imagen —como el escáner dental y la tomografía—, esta tecnología se adaptó con gran eficacia al terreno odontológico. Según un artículo publicado en La Vanguardia, su implantación ha supuesto una auténtica revolución en la manera en que se fabrican implantes y prótesis dentales.
Hasta hace no mucho tiempo, este trabajo se realizaba casi de forma artesanal, con un importante componente manual y, por tanto, con un margen de error mayor. Hoy en día, el proceso está totalmente digitalizado, garantizando un ajuste más preciso y resultados más fiables.
El procedimiento comienza con la obtención de una reproducción digital en 3D de la boca del paciente. A partir de esta imagen exacta, el implantólogo y el técnico de laboratorio pueden diseñar el implante o la prótesis con todo detalle, haciendo ajustes personalizados que aseguren una adaptación perfecta. Una vez aprobado el diseño, el archivo se envía a fresadoras guiadas por ordenador que tallan la pieza con una exactitud comparable a la de una impresora de alta resolución.
Gracias a esta metodología, el tiempo de fabricación se reduce considerablemente y la calidad del ajuste mejora, lo que repercute en la comodidad del paciente y en la duración del tratamiento. El CAD-CAM no solo ha elevado los estándares técnicos en odontología, sino que también ha contribuido a que la experiencia del paciente sea más rápida, cómoda y predecible.
Los implantes de carga inmediata.
La carga inmediata es una técnica avanzada que permite colocar una prótesis dental —normalmente una corona— el mismo día en que se inserta el implante. Tradicionalmente, el proceso requería esperar varios meses para que se produjera la osteointegración, es decir, la fusión del implante con el hueso. Con este método, esa espera se acorta de forma drástica, devolviendo al paciente la funcionalidad y la estética dental de inmediato.
Este procedimiento es posible gracias a que la prótesis provisional está diseñada para que la tensión no recaiga directamente sobre el implante, sino sobre las encías. Para ello, es imprescindible que el tejido gingival adyacente esté sano y sea capaz de soportar la presión que ejercerá el masticado sobre la pieza.
Generalmente, la corona colocada el primer día es provisional y se reemplaza por una definitiva una vez finaliza la osteointegración. Sin embargo, esta solución temporal supone un gran avance, ya que permite al paciente hablar, masticar y sonreír con normalidad desde el primer momento, evitando el impacto estético y funcional de la ausencia del diente.
Tal como recoge un artículo de la Gaceta Dental, la carga inmediata no solo agiliza el proceso, sino que también lo hace más seguro. La prótesis provisional actúa como una protección para el implante, reduciendo las tensiones que podrían desplazarlo y favoreciendo la correcta cicatrización de la zona. Al cubrir la hendidura, se facilita que la encía se regenere y se forme una barrera similar a la que rodea la base de los dientes naturales, contribuyendo así a su estabilidad.
Este protocolo comenzó a utilizarse, primero de una manera experimental, a finales de los años 90 y, desde entonces, ha experimentado mejoras notables. En poco más de dos décadas, la técnica se ha perfeccionado, ofreciendo resultados cada vez más predecibles y una recuperación funcional casi inmediata para el paciente.
Se han dado más avances, de los que no nos da tiempo a hablar por cuestión de espacio, pero con lo descrito, ya nos podemos hacer una idea de por qué es posible hacer restauraciones dentales sorprendentes.