¿Sabes la cantidad de usos que tiene la cuerda de cáñamo?

cáñamo

A veces damos por sentado las cosas más simples. Miramos una cuerda y pensamos que solo sirve para atar algo y ya está. Pero detrás de la cuerda de cáñamo hay mucho más: siglos de historia, trabajos que dependieron de ella y un montón de usos que siguen vigentes hoy.

Creo que merece la pena detenerse un momento a mirar cómo algo tan básico ha acompañado a generaciones enteras y todavía tiene un sitio en nuestro día a día.

 

Qué es la cuerda de cáñamo y cómo se elabora

Cuerdas Vealero, especialistas en cordelería, nos explican que la cuerda de cáñamo se hace a partir de fibras que salen de la planta de cáñamo industrial (Cannabis sativa, pero ojo, no tiene nada que ver con el uso recreativo). Lo importante es que esas fibras son muy largas y resistentes, y eso las convierte en la materia prima perfecta para hacer cordelería.

 

El proceso no es complicado, pero sí artesanal

  1. Primero se cosecha el tallo del cáñamo.
  2. Después se pasa por un proceso llamado “enriado”, que sirve para separar las fibras internas de la parte leñosa.
  3. Una vez que se tienen esas fibras, se peinan y se van retorciendo hasta formar hilos.
  4. A partir de esos hilos, se tuercen varios juntos para hacer cabos más gruesos, y de ahí salen las cuerdas.

Este tipo de cuerda es natural, fuerte y dura bastante tiempo si se cuida bien. Además, a diferencia de las fibras sintéticas, no suelta microplásticos, se degrada de forma natural y tiene un aspecto rústico que a mucha gente le gusta mucho para decoración.

 

La cuerda de cáñamo en la náutica

Durante siglos, todo lo que tenía que ver con cabos, amarres y velas dependía de este material. Los marineros confiaban en él porque era lo más resistente antes de que llegara el nylon.

Imagina un barco de vela antigua. Cada vela necesitaba cuerdas para izarse, para ajustarse, para mantenerse firme frente al viento. Las redes de pesca también se hacían con cáñamo, igual que los cabos para amarrar la nave en el puerto. Todo estaba basado en este material.

Hoy en día, claro, los barcos modernos usan sobre todo cuerdas sintéticas, porque resisten mejor el agua y duran más sin mantenimiento. Pero en la náutica tradicional y en las recreaciones históricas, el cáñamo sigue teniendo un papel protagonista. Y no solo por estética: quienes navegan con barcos antiguos dicen que el tacto y el comportamiento del cáñamo son diferentes, más naturales, casi como si tuvieran vida propia.

 

En la construcción también fue imprescindible

Si pensamos en construcciones antiguas, nos damos cuenta de que no todo se sostenía con hierro o cemento como ahora. El cáñamo estaba presente en muchísimas tareas. Las cuerdas se usaban para izar piedras, sujetar andamios, mover cargas pesadas y hasta como refuerzo en algunos elementos.

Los albañiles confiaban en este material porque era lo mejor que tenían a mano. Aguantaba el peso, se podía reutilizar varias veces y, si se rompía, era fácil de reemplazar. Incluso en algunos trabajos de restauración actuales se sigue usando la cuerda de cáñamo porque se busca mantener las técnicas originales, y claro, no tendría sentido restaurar una catedral con correas de poliéster.

Lo más curioso es que estas cuerdas también servían como herramienta de medición improvisada. Una cuerda tensa podía funcionar como línea recta para alinear muros o marcar distancias. Era una especie de nivel láser de la época, pero mucho más simple.

 

Agricultura y ganadería

En el campo, la cuerda de cáñamo era prácticamente indispensable. Los agricultores la usaban para atar haces de trigo, sujetar plantas, cerrar sacos y hasta improvisar cercas rápidas. Su resistencia y el hecho de que era biodegradable la hacían perfecta para tareas que no necesitaban durar eternamente.

Los ganaderos también sacaban provecho. Las cuerdas servían para sujetar animales, armar riendas temporales o fijar cargas en carros. Si había que improvisar algo rápido, siempre se recurría a un trozo de cáñamo.

Hoy, aunque la mayoría usa cordeles de plástico baratos, muchos prefieren volver al cáñamo en cultivos ecológicos o proyectos sostenibles, porque no contamina y desaparece con el tiempo. Además, el cáñamo no tiene químicos añadidos, por lo que, además, no existe riesgo de que afecte al suelo ni a los animales.

 

Transporte y carga antes de lo moderno

Antes de que aparecieran las cinchas modernas, el cáñamo era lo que aseguraba que la mercancía no saliera volando de un carro, un tren o un barco. Las sogas gruesas eran perfectas para atar cajas, fardos y todo lo que necesitara moverse de un lugar a otro.

Lo interesante es que este uso no desapareció del todo. Aún hoy, en algunos lugares, se emplean cuerdas de cáñamo para cargas más rústicas o donde no hace falta lo último en tecnología. Es cierto que el poliéster y el nylon dominan el mercado, pero el cáñamo sigue teniendo su espacio cuando se buscan materiales sostenibles o de aspecto tradicional.

 

El mundo del espectáculo también las usa

Seguro que alguna vez has visto en un teatro o en un circo esas cuerdas largas que cuelgan del techo. Muchas veces son de cáñamo. En los teatros antiguos, el sistema de tramoyas se basaba completamente en cuerdas de este material para subir y bajar telones, mover decorados y cambiar escenarios sin que el público se diera cuenta.

En el circo también han sido importantes, no solo para sujetar estructuras, sino como parte de los propios números: cuerdas para escalar, para hacer acrobacias o incluso para ejercicios de fuerza. Aunque ahora hay opciones sintéticas, el cáñamo sigue presente porque es seguro, tiene buen agarre y transmite esa sensación clásica que encaja con la estética de muchos espectáculos.

 

Deportes y entrenamientos

Seguro que te suena la cuerda de cáñamo en el gimnasio del colegio, esa que colgaba del techo y que tenías que trepar en clase de educación física. Pues sí, esa era de cáñamo. Durante muchos años fue el estándar en entrenamientos militares, escolares y deportivos.

También fue la cuerda de los primeros escaladores y montañeros, aunque hoy eso ya no se recomienda porque las cuerdas modernas son más seguras y resistentes a las caídas. Pero en entrenamientos de fuerza, crossfit o rutinas de acondicionamiento, el cáñamo sigue siendo muy popular. Se usa para batallas de cuerdas, trepas verticales y ejercicios que requieren resistencia y agarre.

Lo bueno es que el cáñamo no se resbala tanto con el sudor como algunas fibras sintéticas, y eso lo hace más cómodo para ciertos ejercicios.

 

Artesanía, decoración y estilo

Más allá de lo práctico, la cuerda de cáñamo también tiene un toque estético que mucha gente busca. Su color natural y su textura rústica hacen que sea perfecta para proyectos de decoración. Se usa en macramé, lámparas, tapices, muebles y hasta en la tapicería de sillas y sofás.

Además, en instrumentos musicales tradicionales también se ha usado. Algunos tambores y arcos antiguos tenían cuerdas de cáñamo porque era lo más resistente y fácil de conseguir. Hoy, aunque hay materiales más modernos, todavía hay artesanos que mantienen esta tradición.

En decoración moderna, la cuerda de cáñamo aparece en proyectos DIY, en cafeterías con estética rústica o en tiendas que buscan transmitir un estilo natural.

 

Comparación con cuerdas sintéticas

Las cuerdas de nylon o poliéster son más resistentes al agua, duran más y requieren menos mantenimiento. Pero tienen una pega: contaminan. No se degradan, sueltan microplásticos y terminan en el medioambiente durante décadas.

El cáñamo, en cambio, es natural, biodegradable y sostenible. Si lo cuidas, también dura bastante y cumple con la mayoría de funciones en las que no necesitas lo último en tecnología. Por eso, en un momento en el que se busca reducir el impacto ambiental, cada vez más gente vuelve a interesarse por este material.

 

Una cuerda con historia y presente

Ha sido clave en la náutica, en la construcción, en el campo, en el transporte, en el deporte y en la decoración. Y lo mejor es que sigue teniendo espacio hoy en día, sobre todo para quienes valoran los materiales naturales y quieren opciones más sostenibles.

Personalmente, me parece increíble que un material tan sencillo haya estado presente en tantas etapas de la historia. Y que, a pesar de los avances, siga siendo útil en pleno siglo XXI. Tal vez no domine ya la cordelería como antes, pero tiene ese algo que hace que no pase de moda.

 

Pensar en el futuro con algo tan simple

Si hay algo que deja la cuerda de cáñamo es la idea de que lo natural y lo simple puede ser igual de válido que lo moderno. No todo tiene que ser sintético, industrial o tecnológico. A veces la solución ya estaba inventada desde hace siglos.

Me gusta pensar que, si seguimos buscando alternativas más responsables con el planeta, materiales como el cáñamo volverán a tener más protagonismo. Y no solo como algo decorativo o vintage, sino como parte de un cambio real hacia cosas que no contaminen y que duren lo necesario sin dejar huella negativa.

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