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Industria 4.0: ¿En qué punto estamos?

El año pasado se cumplieron 10 años desde que se utilizó por primera vez el término de Industria 4.0 o Cuarta Revolución Industrial. Un concepto desarrollado por el gobierno Federal Alemán para integrar la inteligencia artificial, la realidad aumentada, el cloud computing y la ciberseguridad en los procesos industriales, dando paso a las fábricas inteligentes.

En el 2020, la pandemia global hizo que el mundo ralentizase su funcionamiento habitual. Pero también favoreció que la transformación digital se acelerase. Las empresas tuvieron que enfrentarse al reto de tener que continuar con su actividad, pero con la plantilla en casa. Eso originó un mayor impulso de las áreas de I+D y de la utilización de soluciones tecnológicas en un nuevo entorno remoto, digital y más flexible. Y también hizo que los empleados recibieran una mayor formación en nuevas tecnologías para adaptarse a una nueva forma de hacer las cosas.

 

Según el IV Estudio de Smart Industry publicado en el 2021 sobre el estado actual de la industria española frente a la digitalización y su evolución, como consecuencia del Covid-19 las compañías han ido incorporando a su negocio cadenas de suministro más ágiles, flexibles y con mayor autonomía tecnológica para acelerar su recuperación económica. Y con ello, están contribuyendo a crear una industria digital, conectada y sostenible.

 

Algunas de las herramientas y soluciones que están moldeando la digitalización del sector industrial son: una conectividad 4G o 5G flexible e inalámbrica que permite conectar ininterrumpidamente miles de dispositivos; plataformas que procesan la información extraída
de las máquinas y sensores; aplicaciones de Big Data e Inteligencia Artificial (IA) que permiten utilizar adecuadamente esos datos para que ayuden a tomar decisiones de negocio; y elementos de seguridad que securizen todo el sistema.

 

Todas estas tecnologías están concebidas para ser orquestadas de forma integrada y no aisladas, asegurando un retorno claro y beneficioso sobre el negocio. Por ejemplo, en la industria agroalimentaria, las cámaras de visión hiperespectral detectan los alimentos que pueden estar en mal estado en la propia línea de producción. Y una vez detectados, se sacan de la cadena y se informa al proveedor de un posible retraso en la entrega. Mientras tanto, en el campo, los datos que contiene el ERP y que recogen la información de los sensores colocados en los cultivos y el suelo facilita la planificación de la recogida de la cosecha, así como de los temporeros y empleados con los que se deberá contar para llevarla a cabo. Por su parte, la realidad aumentada permite dar soporte en remoto y en tiempo real a los operadores de una finca si tienen algún problema con la maquinaria que manejan.

 

Se trata, por lo tanto, de llevar a cabo procesos digitalizados de extremo a extremo desde el campo de cultivo, hasta la mesa del consumidor. Son procedimientos en los que las necesidades de todas las partes implicadas se satisfacen. Desde el empresario, que ve cómo mejora la planificación de sus tareas y la gestión de su explotación, el consumidor del producto que conoce la trazabilidad de su producto y ve mejorada su calidad, hasta el entorno, cuya producción se ha hecho de una forma sostenible.

 

La digitalización también está transformando la forma de actuar de otras muchas áreas de actividad, como la manufactura de bienes básicos, como es el caso del sector del automóvil, el químico, farmacéutico o metalúrgico, o de la logística y el transporte. En este último apartado, la inteligencia artificial ha hecho mucho más eficaz el reparto de la última milla y el stock de los productos en el almacén.

 

Pero este cambio que está afrontando el sector debe contemplar también un avance cultural. Según un estudio realizado en 2021 por Harvard Business Review, contratar a un empleado cuesta en torno a 6 veces más que formar a uno que ya esté en la compañía, motivo por el que un 85% de las empresas en España considera que los programas de upskilling tienen un efecto directo en la mejora de los procesos en menos de un año. Por todo ello, la formación corporativa continuada en las habilidades digitales va a ser la clave para que se avance en un nuevo modelo productivo que optimice los recursos y vuelva más resilente a la industria frente a los imprevistos que puedan venir, como nuevas pandemias o crisis económicas.

 

 

 

Autor: María Eugenia Bórbore, Gerente Vertical Industria de Telefónica España.

Linkedin: María Eugenia Bórbore